Esta es una exposición atípica por varios motivos, principalmente por tener un afán formativo a la par que expositivo. Las imágenes ilustran de forma más o menos evidente algunos valores compositivos. La docencia es una de las grandes inquietudes del autor, que se plasman en una gran actividad de creación de recursos.
Todas estas imágenes han sido realizadas bajo las premisas de la corriente “Only RAW” surgida en Italia y a la que me adherí desde su origen. Ninguna de ellas ha sido alterada desde el fichero de captura: son exactamente lo que la cámara captó, con un ligero contrastado aplicado a toda la imagen.
Es una reivindicación por recuperar la credibilidad de las fotografías, el respeto del espectador y como admiración por los pioneros y verdaderos maestros de la fotografía, aquellos que buscaron durante toda su vida alcanzar el conocimiento puramente fotográfico.
La composición ha sido ignorada durante siglos como materia. Solo algunos autores han profundizado en el abismo, lejos de reglas y estereotipos vulgares, imprecisos, falsos, pues se trata de una materia muy compleja que requiere de años de estudio.
El conocimiento nos llega desde el resto de artes clásicas, especialmente la pintura y la arquitectura, que nos traen las verdades aplastantes, el porqué de las cosas. Nuestras aportaciones al arte desde hace un par de siglos son poco menos que patéticas si las comparamos con las épocas de esplendor, como el Renacimiento.
Menospreciar el conocimiento de los artistas clásicos, que dedicaron cada minuto de sus vidas a profundas cuestiones sobre el arte, no me parece buena idea, especialmente en una época en que la erudición ni es fomentada, ni constituye un valor social.
Fotografiar no es fácil, y conseguir obras de cierto mérito, menos aún. Requiere de esfuerzo, de interés, de concentración, de precisión. Años de estudio y de práctica, por lo que el valor de lo obtenido no debe subestimarse, especialmente en esta disciplina, la fotografía de naturaleza, que busca el purismo y que plasma un mundo que desaparece. El fotógrafo de naturaleza tiene además un ineludible compromiso con la conservación por su respeto hacia cualquier forma viviente.
En la fotografía del mundo natural se dan cita el espíritu naturalista, científico, humanista, del viajero y la expresión del artista, aquel que busca comprender el arte, su lenguaje, sus formulaciones, su gramática. Ignorando al arte no se puede hacer arte.